Esta colección de información y utilidades busca mejorar la privacidad -y a veces el rendimiento, como efecto colateral- de los equipos con Windows 10 instalado. Y, debido a que este sistema operativo se actualiza a menudo con efectos por lo común drásticos, esta entrada se actualizará de forma mensual o incluso quincenal. Puede ver el historial de cambios al final para saber cuáles han sido las novedades más recientes.
Las guías y páginas web indicadas no siempre repiten acciones con respecto a las utilidades recomendadas, así pues, no está de más revisarlas y aplicarlas cuando corresponda.
Las guías y páginas web indicadas no siempre repiten acciones con respecto a las utilidades recomendadas, así pues, no está de más revisarlas y aplicarlas cuando corresponda.
Por otra parte, las utilidades no son excluyentes entre sí (algunas tienen particularidades o cubren efectos distintos, y las hay tanto especializadas en un solo aspecto como del tipo todo-en-uno), de forma que será beneficioso iniciar todas las posibles de la lista indicada. Esta redundancia de acciones busca tapar huecos y no es perjudicial para la actividad del equipo o sistema operativo siempre que se encuentre funcionando estable y correctamente.
Se recomienda hacer funcionar y activar todas las utilidades posibles, dentro de las preferencias decididas, tras cada actualización importante de Windows 10. E idealmente después de cada actualización que requiera reiniciar el sistema operativo.
El motivo es que Microsoft suele reajustar a fábrica muchas de las configuraciones de privacidad y funcionalidades más publicitadas -como puedan ser Cortana o Windows Defender- tras cada actualización de cierta relevancia, por tanto los cambios se pierden. Y Microsoft no informa sobre qué restaura y qué conserva.
Recuerde que la política de Microsoft en estos aspectos nunca es pedir permiso antes de activar (opt-in) o desactivar de forma predeterminada, sino permitir -que no ofrecer- una desactivación opcional (opt-out) en el mejor de los casos.
Recuerde que la política de Microsoft en estos aspectos nunca es pedir permiso antes de activar (opt-in) o desactivar de forma predeterminada, sino permitir -que no ofrecer- una desactivación opcional (opt-out) en el mejor de los casos.